viernes, 3 de enero de 2014

Porqué Vivir Como una Aventura


No toda la vida estuve inclinada por confiar más en mi intuición que en aquellas concepciones preestablecidas respecto de lo que debe hacer una persona. Tal vez mi primera gran aventura, fue hace 10 años cuando decidí perder la fe. 

Perder la fe implica dejar de escuchar a la intuición, acallar la voz interna (del alma) y para todo aquel que lo ha hecho, sabrá que hay dos alternativas: o logras mantener el control porque te acomoda vivir así, o comienzas a desquiciarte y por lo tanto eres declarado loco/a. En mi caso anduvo por la segunda opción... con las poco agradables consecuencias. Hasta el día de hoy, mi madre observa con suspicacia cada decisión que tomo, tal vez teme que tome alguna decisión alocada... otra vez. 

Volver a la fe, fue la segunda aventura. Había terminado la Universidad, estaba estudiando mi segunda carrera, esta vez en horario vespertino, me levantaba temprano, trabajaba por una miseria, tomaba mis medicamentos sagradamente (no fuera ser que perdiera la compostura otra vez), luego iba a estudiar, volvía a la casa (de mis padre en esa época) y seguía repasando materias para lo que viniera. Así transcurrió mi vida por un par de años. 

Hasta que un buen día, me observé en el espejo y me di cuenta de que en el fondo... bien, bien en el fondo, sospechaba que esta no era la única forma de vivir la vida... y ahí comenzó la segunda aventura, irme a trabajar a Chiloé. 

Desde esa decisión, hasta hoy he vivido muchas aventuras, no me he perdido de ninguna, no he dejado pasar momento sin vivirlo a concho y sólo han habido buenos resultados. 

Porqué vivir la vida como una aventura... porque nada malo puede pasar, nada peor de lo que antes vivenciaba, esclava de mis estructuras, de las de mis padres, de la sociedad. Acallar mi intuición, sólo hizo que ella roncara mas fuerte, que alegara, que se revelara ante dicha injusticia con tal perseverancia que pensé por muchos años que aquella voz que no venía de mi cabeza, venía de mi alma, no era mas que locura. Hoy sólo actúo por intuición, hoy todos los días vivo una aventura. Hoy tengo fe.