viernes, 7 de marzo de 2014

San Pedro de Atacama: Carnaval

Hace cinco días que estoy en San Pedro de Atacama. Mi viaje, como yo lo planifiqué, ha sido para pedalear, conoce y descansar. Llevo recorrido por lo menos 150 Km en bicicleta… viajar sólo es una experiencia increíble.

El martes en la noche después de un margarita en un pub del lugar, me invitaron a carretear a la casa de “el chicojona”, en el sector de Quitor, y accedí porque realmente no tenía nada más que hacer, al día siguiente tenía planificadas dos rutas fáciles… seguí mi instinto.

Desde el domingo en la noche que escuchaba a lo lejos un tambor con un acordeón y cantos de hombres y mujeres repetitivos e incesantes. Pensaba en ese momento que eran mochileros en búsqueda de experiencias místicas y con mucho copete y carrete en el cuerpo. Mientras caminábamos hacia Quitor, escuchaba el mismo tambor y cantos, cada vez más cerca y comenté en voz alta “¿te imaginas el carrete es en los tambores místicos?”, nos reímos de la idea pesando en que ellos estaban haciendo una catarsis, pero efectivamente el carrete estaba ubicado ahí. El Chicojona vive en el terreno que se presta ni mas ni menos que para la celebración local del carnaval de San Pedro de Atacama: esos eran los tambores y cantos.

La celebración misma es bien extraña, rondas, comparsas repetidas, juego de cantos entre hombres y mujeres, la mayoría de connotación sexual (doble sentido) y girar una y otra vez en un círculo al son del tambor y el acordeón. Por supuesto fuimos invitados a participar y a los 45 minutos de dar vueltas y vueltas, no podía parar de reírme… lo pasé realmente bien.


En un minuto, después de tanta risa, mi predecesor me mira y me dice “¿Qué es esto?” y yo respondí: ¡Una catarsis!. Bastó un segundo en llegar esa información a mi alma… bastó un segundo en ser procesada, y pude sentir como el alma se me partió en dos, me inundó un tristeza brutal… catarsis… y mientras giraba y giraba, sentía una gran pena, pero no estaba sola, estaba con el Carnaval…

domingo, 2 de marzo de 2014

Expectativas... Quién dijo que hay que tenerlas?

Hoy pensé en esto:
No esperes más de lo que los demás pueden y quieren entregar.

Hay un viejo proverbio chino que versa así: "El que da, da lo que puede y el que recibe, recibe lo que le dan". El desafío para muchos es ser feliz con lo que el otro entrega. Si no lo eres y estás siempre esperando que el otro te sorprenda positivamente... tal vez es hora de que pienses si el otro es para ti. Esto ocurre para ambos lados: No es bueno para ti sentirte constantemente desilusionado y no es justo para el otro que le exijas lo que tal vez no quiere o puede dar.

Está bien que los que nos rodean tengan la opción de ser como son... ahora, si la forma de ser del otro te agrede ese es otro tema...

Yo diría que esto es practicar el amor incondicional... Dejemos de esperar a que los demás nos sorprendan o nos quieran como nosotros queremos ser queridos... sin expectativas... sin controlar... Si necesitas más de otro DÍCELO, si no puede o quiere dártelo entonces hay otras cosas que evaluar.